MÚSICA
Cruzas la extensión del océano,
traes contigo racimos de fuego
y la voz de los metales,
su luz y su esperanza.
Voy a contarte un secreto:
hace tiempo
que en mí ondulas y resuenas
como si fueras mi alma,
hace tiempo
que eres música desbordada
en la voz de los metales.
PLATA HERIDA
Y cómo decirte aquí estoy,
eso me pasó
y esto me sucede.
Y cómo contarte cosas
de esas que te hacen sonreír,
y hacerte saber lo que necesita
mi boca.
Qué hacer, a qué verso acudir,
con qué arte extraer
y trabajar la palabra mineral,
a qué estallido
de metales recurrir.
Tampoco sé dónde llamar,
a qué dirección remitir
mis lágrimas preciosas
recubiertas de plata herida.
Acostumbrado a golpear
piedras y metales,
no oyes mi voz disolviéndose
en tu silencio ácido.
OXIDACIÓN
Tengo miedo a la herrumbre
que devora el interior
del hierro enmohecido.
Tengo miedo a la oxidación lenta
que destruye y disuelve
el metal más puro.
Tengo miedo a la inquietante
ausencia que se propaga
por la sólida aleación.
Intento poner remedio
a la corrosión,
combato sola con palabras
de sal y limón.
A DOS VOCES
En el pentagrama de la noche
un Do con un Sol,
un din con un don.
Timbales
de tonalidad dorada.
Vienen y van los metales
con su canción desesperada,
cantan lo que nos une
y lo que nos separa.
El acento de tu voz
por el aire se desplaza
y llena mi alma
de pronunciada magia.
Timbales
de tonalidad dorada.
En el pentagrama de la noche
un Do con un Sol,
un din con un don.
Nunca tu sonido se acaba.
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