Resonó con eco la
unión del pueblo mexicano en el corazón de las naciones.
TEMBLÓ
LA TIERRA EN SEPTIEMBRE, allá en el país de los metales. Grietas, gritos y
más grietas. También inabarcable silencio, calles cubiertas de espanto,
confusión y ruinas y miedo. Otra vez tembló la tierra en septiembre. ¡La sentí
temblar tan cerca, en el corazón! Cristales y ensueños hechos añicos.
Tembló la tierra en septiembre, allá en el país de los metales. Y aquí, al otro
lado del mundo, me sacudió el terremoto de la angustiosa búsqueda. Me golpeó la
urgente sirena de la desolación. Me hirió la fragilidad indefensa de la vida, el
dolor de esas madres, esos hijos bajo los techos enterrados, el gemido del
hombre que sangra sobre el asfalto, la imagen del soldado llorando; el zapato
perdido con el tacón hacia arriba, sin un paso más, sin princesa. Otra vez,
otra vez en 19 de septiembre, tembló el país de los metales. Se rompió el bronce de la campana. Cayó la casa
como sueño de papel. Grandes grietas desgarraron las almas. Se removieron,
allí y aquí, los corazones y los más profundos cimientos solidarios. ¡Vamos,
México, levántate de entre las ruinas! ¡Fuerza, México, ya estás de pie!
¡España está contigo!
Amparo
Carballo Blanco
27-09-2017
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