
El 30 de julio de 1936 la democracia moría en Ponferrada. Se cumple el
80º aniversario del fusilamiento de
Juan García Arias,
el último alcalde republicano de la capital berciana, una sentencia que
sirve para ejemplificar la «justicia al revés» que llevaron a cabo los
sublevados, juzgando como traidores a los que se mantuvieron fieles a la
legalidad. Así se relata en el libro
‘Juan García Arias: Memoria Histórica del último alcalde republicano de Ponferrada’, una obra en la que participaron el periodista
Javier Santiago, el sociólogo
José Luis García Herrero y
Santiago Macías, que logró rescatar las actas del juicio del Archivo Militar de Ferrol.
Los
rebeldes querían acabar con la Ponferrada republicana y aprovecharon el
asalto al cuartel de la ciudad como ‘coartada’. De nada sirvió que el
edil evitara una matanza, el alzamiento debía triunfar, y el alcalde,
junto al sindicalista
Arturo Pita y el guardia de asalto
Alejandro García fueron condenados a muerte.
A
las 6:20 de la madrugada se ponía fin a diez días de terror. El 20 de
julio, apenas dos días después del alzamiento, el conflicto llegaba a
Ponferrada, donde se encontraba un gran grupo de mineros asturianos. La
ciudad no fue ajena al caos y la confusión de las primeras horas de
guerra, pero García Arias calmó el belicismo de los mineros, que
aceptaron regresar a Oviedo en tren.
Sin embargo, no todos se
marcharon pacíficamente. La mediación del edil no logró evitar que en su
trayecto, una columna se desviara de su camino y tiroteara el cuartel
de la Guardia Civil, una refriega que se saldó sin víctimas mortales,
pero que dio pie a un proceso judicial en los que se culpaba al teniente
García Menéndez de dirigir el ataque y al alcalde García Arias y el
sindicalista Arturo Pita de espolear a los mineros. El capitán Losada,
cuya casa también fue tiroteada, y los guardias que se encontraban en el
cuartel coincidían en su testimonio. El acta recoge que «a juicio del
declarante, el principal causante de lo que pasó en Ponferrada fue el
alcalde».
«El simulacro judicial acaba con la sentencia en la
madrugada del 29. Da por probadas las acusaciones y resalta la dirección
principal de Juan García Arias y Arturo Pita, junto a Alejandro García,
condenados de antemano.
Garzón, otra víctima política
Juan
García Arias no fue la única víctima política del alzamiento en la
capital berciana. Carlos Garzón resume la injusticia de la ‘justicia’ de
los sublevados. El concejal del Ayuntamiento de Ponferrada por el
partido Izquierda Republicana, médico de profesión, no dudó en atender a
los heridos durante el ataque al cuartel. El propio Garzón ya declaraba
en el juicio que su imputación respondía únicamente a sus «ideas
políticas», una afirmación que quedaba demostrada un mes después. «Juan
García Arias no fue el único alcalde democrático condenado a muerte y
ejecutado. Los sublevados fusilarían a dos de sus predecesores el mismo
días. El 2 de septiembre de 1936, el campo de tiro de Puente Castro fue
el escenario del fusilamiento del industrial Francisco Sánchez Rodríguez
y del médico Carlos Garzón Merayo», relata Santiago Macías en la
memoria sobre la figura de García Arias.
Los alcaldes de San
Esteban de Valdueza y Los Barrios de las Salas también fueron
procesados. El alcalde socialista de San Esteban, Nicasio Astorgano,
murió en 1940 en la cárcel de Pontevedra tras ser condenado a 20 años de
prisión, mientras que Santos Fernández Blanco huyó a Francia para
evitar la represión.
Por la cárcel de la ciudad, hoy sede del Museo
del Bierzo, también pasaron decenas de presos políticos, su último
destino antes de la ejecución.
80 años de silencio
A
pesar del paso de los años y la reinstauración de la democracia, muchos
de los que fueron reprimidos por sus ideas políticas siguen olvidados
por las instituciones.
El propio alcalde Juan García Arias tardó
casi 80 en años en volver a la capital berciana. En 2014, el
Ayuntamiento de Ponferrada estrenó la calle Alcalde García Arias, un
homenaje a su último edil republicano. Juan García Arias nació en León y
formaba parte de una familia obrera, «muy modesta y de izquierdas».
Ingresó en el PSOE desde muy joven y, por vocación y formación,
participó en diversos actos culturales, además de colaborar
habitualmente en prensa, especialmente en la revista ‘León Moderno’.
Llegó
al cargo de alcalde de Ponferrada en mayo de 1936, apenas un par de
meses de que se produjera el alzamiento, después de la crisis municipal
del Frente Popular de Izquierdas que obligó a la constitución de una
gestora.
"Que nuestros hijos guarden buen recuerdo de su padre"
«Para
nuestros hijos muchos besos de su padre. Dedícate a hacerles hombres,
que guarden buen recuerdo de su pobre padre». Con estas palabras se
despedía Juan García Arias de su familia en una carta que salió a la luz
con la publicación del libro ‘Juan García Arias: Memoria Histórica del
último alcalde republicano de Ponferrada’.
Esas últimas palabras
sirvieron de inspiración para uno de los hijos de García Arias, José
Luis, que luchó durante toda su vida para honrar la memoria de su padre.
Su esfuerzo se tradujo en la publicación de la obra, en la que también
se recogían documentos e incluso poemas, una extensa producción
literaria.
El trabajo de José Luis o de colectivos como la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha
conseguido que en los últimos años se haya promovido la búsqueda de
fosas comunes.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica nació del afán del periodista Emilio Silva por encontrar a su
abuelo. «Soy nieto de un desaparecido. Mi abuelo se llamaba Emilio Silva
Faba. Lo mataron a tiros junto a otras trece personas y lo abandonaron
en una cuneta, a la entrada de Priaranza del Bierzo».
Así
empezaba el artículo ‘Mi abuelo también fue un desaparecido’, publicado
en La Crónica de León, y en el que está el origen de la búsqueda y de
una serie de investigaciones que llevaron a la exhumación de ‘Los trece
de Priaranza’. En sus 16 años de vida, la ARMH ha logrado la exhumación
de más de 6.000 cuerpos en toda España.