Un grupo de privilegiados disfrutan de las clases magistrales del genio
del hiperrealismo, Antonio López, que vuelve a la villa minera de Fabero por segundo año
consecutivo.
"Los alumnos escuchan los consejos con un rostro que refleja una mezcla
de profunda admiración y respeto". Así lo reconoce Jorge Solana, alumno
berciano por segundo año consecutivo del taller. Entra el maestro y se
hace el silencio y luego el silencio se convierte en emociones a todo
volumen. Las caras de fascinación de la gente son únicas.
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